Joaquín de Rosas es quizá un hombre central de la historia que se escribe por estos días. El fiscal de Estado es tema de conversación en cuanto lugar en el que se junten hombres de la política o la justicia. Es que De Rosas está atravesando un momento difícil y no es un simple hombre encumbrado. Él habita una encrucijada de relatos y mitologías sobre el poder en Mendoza.

Es curiosa la situación de De Rosas. Es un profesional con larga trayectoria en la Fiscalía de Estado, pero tardó casi 28 años en llegar a la cúspide del órgano de control extrapoder, con 70 años y en condiciones de jubilarse.

Hoy está próximo a cumplir 72 años. Pero, al parecer, tiene energías como para seguir en el cargo, a pesar del mal trago que debe saborear. En los próximos días el fiscal de Estado debería estar presentando su descargo a las acusaciones en su contra que tiene en sus manos el Jury de Enjuiciamiento. Ése es el motivo conocido de sus preocupaciones.

Aunque ya sabe de esos trances. En 2010, a poco de haber asumido formalmente el cargo que ostenta actualmente, fue denunciado ante el Jury por el senador radical Armando Camerucci. En esa oportunidad salió indemne. ¿Esta vez será lo mismo?, es la pregunta que resuena.

Desgraciadamente, los hitos de su vida han tenido que ser recopilados sin que el propio protagonista los corrobore. Una tarea de buceo en distintas publicaciones que permitieron reconstruirlo para estas páginas. Cuando Los Andes fue a buscarlo a su despacho en Casa de Gobierno, el fiscal no atendió.

De Rosas empezó a trabajar en el Estado en el año 61, cuando ingresó como auxiliar de justicia, antes de recibirse como abogado, hecho que sucedió en el año 72.

Fue fiscal y juez civil (ver aparte). En el año ‘82 ingresó a la Fiscalía de Estado y desde entonces ha ido creciendo en la estructura hasta llegar a conducirla, hace dos años, cuando Celso Jaque lo postuló para el cargo y el Senado le dio el acuerdo con una amplia mayoría.

La historia de su postulación es curiosa. Es que en 2010 no fue la primera vez que fue propuesto para hacerse cargo de la Fiscalía. Antes, en el año 2000, Roberto Iglesias presentó sus credenciales ante los senadores y estos lo bocharon con muchos votos del peronismo que luego lo encumbró.

Curioso que dos gobernadores de distinto signo lo propusieran. Y estas dos postulaciones alimentan el mito de De Rosas como hombre cercano al poder.

En su larga trayectoria en la Fiscalía de Estado, empezó a ser reconocido recién cuando Aldo Giordano llegó al organismo. En ese entonces se transformó en el fiscal de Investigaciones Administrativas, algo así como el segundo en la línea sucesoria del ente.

A medida que su reconocimiento crecía, también crecían los comentarios acerca de su cercanía con la familia Vila. Y, de hecho, dos de las cuatro acusaciones ante el Jury dicen que la actuación de De Rosas habría beneficiado al grupo.

Una de las causas es la renegociación del contrato con una empresa que presta las tragamonedas del Casino de Mendoza, que forma parte del grupo Vila Manzano. Con el nuevo contrato, la empresa obtendrá el 47% de la recaudación de las máquinas, cuando antes se llevaba el 26%.

La otra causa es la expropiación de tierras en el pedemonte de la ciudad, para la creación de la reserva Divisadero Largo. Por la expropiación, Dalvian y Daniel Vila obtuvieron 10 veces más dinero que sus vecinos.

Pero estas dos causas no son las únicas que sus detractores agitan para defenestrarlo por su vinculación con el grupo empresario. Al momento de ser propuesto por Jaque, en la audiencia pública, fue duramente cuestionado por el affaire de Divisadero Largo y por su actuación en un conflicto entre Obras Sanitarias y Dalvian con el EPAS, allá por 2003.

El ente regulador pretendía frenar la venta de agua al barrio de la familia Vila hasta que no se asegurara el abastecimiento al resto de la provincia, pero Fiscalía afirmaba que el EPAS no tenía poder de opinión.

El entonces fiscal Pedro Sin se había autoexcluido del caso por vivir en el barrio privado de la familia Vila. La esposa de De Rosas también tenía una propiedad en el mismo lugar, pero De Rosas no se excusó.

Cabe recordar que en aquellos años Obras Sanitarias estaba concesionada: al frente estaba la francesa Saur y uno de los accionistas era el Grupo Vila.

Otro de los momentos de exposición que tuvo De Rosas y que lo vinculan al grupo Vila, nos lleva al gobierno de Arturo Lafalla, cuando Aldo Giordano era el jefe de De Rosas en la Fiscalía de Estado. De fondo estaba el conflicto entre Dalvian y la Universidad Nacional de Cuyo por 32 hectáreas que ambos contendientes aún se disputan.

De acuerdo a las crónicas de la época, el entonces director de Catastro de la provincia, Mario Valencia, se negaba sistemáticamente a firmar un dictamen de esa repartición que supuestamente beneficiaría a Dalvian en su pelea con la UNCuyo.

El funcionario de Catastro involucró a De Rosas diciendo que había sido el encargado de insistir para que firmara ese dictamen en favor de la empresa. Ante la negativa, Giordano arremetió contra Valencia por unos viáticos mal rendidos.

 

fuente: http://www.losandes.com.ar/notas/2012/6/17/fiscal-sospechado-vinculos-poder-649138.asp