Jonatan Retamoso tenía 16 años y una pequeña hija cuando el viernes 16 de diciembre de 2011 a su mamá le anunciaron que había muerto en una de las celdas de Instituto de Rehabilitación del Adolescente (Irar). ««Mamá, vengase que le tenemos que contar algo que le sucedió a su hijo. Jonatan se suicidó»», fue el lacónico mensaje que recibió la mujer desde el centro de detención de Saavedra y Cullen, desde donde horas más tarde el muchacho debía ser derivado al Hogar Granja de General Lagos. Ayer, a seis meses de aquel día, Sandra recordó con amargura lo ocurrido. Lo hizo acompañada por sus familiares y los amigos de Jonatan frente a los Tribunales, donde se concentraron para pedir el esclarecimiento del caso. Es que si bien oficialmente la causa de la muerte fue suicidio, la jueza de Instrucción María Laura Sabatier abrió una investigación para despejar dudas. «No creo que mi hijo se haya matado. No tenía por qué. Además, nos dijeron que murió por asfixia mecánica y cuando yo vi su cuerpo estaba todo golpeado. Nosotros queremos que la Justicia nos diga qué le pasó», explicó la mujer con sus ojos llorosos.

El reclamo de Sandra expuso nuevamente la realidad de los pibes en situación de calle que por distintos conflictos con la ley terminan confinados en el cuestionado instituto de rehabilitación del sudoeste rosarino. Un lugar que, más allá de las voces oficiales, tiene formato y hábitos carcelarios.

Una corta historia. En medio del reclamo, Sandra contó la historia de Jonatan. La breve historia de un pibe que luchaba contra su adicción y que quería cambiar. Otro pibe pobre que vivía en barrio Las Flores y que rebotaba como en un ping pong perverso en los juzgados de Menores.

Jonatan fue ingresado en el Irar tres veces. Las dos primeras fue por robos menores o arrebatos. Para su recuperación, la jueza de Menores María del Carmen Mussa dispuso que lo trasladaran al Hogar Granja de General Lagos, un instituto semiabierto para jóvenes de entre 16 y 18 años en conflicto con la ley penal. Jonatan mejoró. Estaba terminando la educación primaria y aprendiendo un oficio cuando cayó al Irar por tercera vez, la última.

El adolescente fue detenido por una denuncia que había realizado su suegra ante un supuesto abuso sexual hacia su hija, con la cual Jonatan tenía un nene de un año y medio. La causa cayó el juzgado de Menores a cargo de Dolores Aguirre Guarrochena, quien ordenó que el pibe fuera al Irar. Así se llegó a la madrugada del viernes 16 de diciembre pasado. «El chico que era compañero de celda de mi hijo no va a decir nada porque tiene miedo. Lo que nosotros pudimos averiguar es que esa noche todos (los pibes que estaban encerrados en el Irar) estaban pasados de rosca y se la pasaban gritando. Estaban enloquecidos, como si les hubieran dado algo para tomar. Mi hijo murió a la 1 de la mañana del 16 de diciembre, pero a mi me avisaron al mediodía y no lo pude ver hasta la medianoche», recordó ayer Sandra, una mujer de 37 años y cuatro hijos, cobijada por varias ONGs que apuntalaron el reclamo a las puertas de los tribunales provinciales.

Golpes. La versión oficial de lo sucedido con Jonatan dice que al pibe lo encontraron asfixiado con una sábana en la celda individual en la que estaba alojado. Para los familiares, sin embargo, el chico fue víctima de una dura golpiza dentro del Irar. «Estaba desfigurado. El cuerpo tenía los labios pegados con la gotita, el cráneo hundido y el tabique nasal no existía. Tenía tres tajos en el gemelo de la pierna izquierda, hematomas en la cara, y la rótula de la pierna izquierda no existía», explicó Juan Carlos Alonso, padrastro de Jonatan.

Sandra recordó su peregrinar de aquel triste día. Primero para que le entregaran el cuerpo, luego para verlo y finalmente para que una cochería aceptara realizar el velatorio. «Cuando la jueza (Sabatier) nos atendió le preguntamos qué había pasado. Nos dijo que los golpes que tenía Jonatan era de vieja data y que le habían abierto el cráneo ante la posibilidad de que tuviera algún proyectil. Lo que nos generó más dudas. Yo quiero que a mi hijo le hagan otra autopsia y que nos digan qué fue lo que le pasó. ¿Si él se quería matar, por qué tiene tantos golpes?», se preguntó Sandra.

Antes de que a Jonatan lo comenzaran a velar, su padrastro pidió prestada una cámara digital y le sacó siete fotos al cuerpo. «La jueza Sabatier quiere que le entreguemos esas fotos. ¿Para qué? Queremos que ordene una nueva autopsia», explicó Sandra. El examen forense determinó que el joven murió por sofocamiento mecánico y el certificado de defunción fue firmado por la Oficial de la Subsección Defunciones del Registro Civil, Jéssica Hoffman, quien habló de «muerte violenta». La versión oficial sigue siendo la de suicidio.

«Mi hijo, a mediados del año pasado, salió en una nota en Canal 3 denunciando los malos tratos que había en el Irar. El canal quiso tomarlo de espalda, pero Jonatan salió de frente. Desde entonces recibía constantemente amenazas de un empleado al que los otros pibes le tenían miedo porque los verdugueaba (los hostigaba). También lo denunció ante la jueza Mussa. En el Irar el maltrato es terrible. Las condiciones en las que están los pibes son terribles. Los tiene todo el día sin hacer nada. En cambio, el Hogar Granja de General Lagos es otra cosa. Ahí hay una opción para que se recuperen. Los tienen ocupados todo el tiempo y Jonatan pudo controlar su adicción», recordó Sandra.

Un lugar que iba a ser cerrado

“El Irar no es más que una cárcel y la tienen que cerrar de una buena vez porque no sirve para rehabilitar a nadie”. La frase, en boca de un muchacho que dijo ser empleado del instituto ubicado en Cullen y Saavedra, resonó ayer al mediodía en el reclamo hecho frente a Tribunales. Esas palabras recordaron lo dicho en septiembre de 2008 por el entonces Ministro de Justicia y Derechos Humanos de la provincia, Héctor Superti, quien había anunciado en conferencia de prensa que el Irar iba a ser cerrado y reemplazado por un nuevo edificio. En ese momento, el entonces subsecretario de Asuntos Penales y actual ministro de Justicia, Juan Lewis, había indicado que “el problema que tiene el Irar no es la sobrepoblación. Es un lugar que está en pésimas condiciones edilicias”.

El Irar fue creado por decreto en 1998 dentro de la órbita de la ex Dirección Provincial del Menor en Conflicto con la Ley Penal. Pero a partir del abril de 2007, tras la muerte de Néstor Salto, un muchacho de 17 años que estaba acusado de haber asesinado a Luciano Drovandi para robarle su moto, el Irar fue intervenido y quedó bajo la custodia extramuros del Servicio Penitenciario.

Pedido

Ante la muerte de Jonatan Retamoso, el titular de la Comisión de Derechos y Garantías de la Cámara de Diputados, Eduardo Toniolli, realizó un pedido de informes al Ejecutivo. En el mismo reclamo se incorporó la denuncia de dos mujeres que dijeron que el 7 de mayo sus hijos, de 16 y 17 años, sufrieron malos tratos mientras jugaban al fútbol en el patio del instituto.

fuente: http://www.lacapital.com.ar/policiales/Piden-que-se-investigue-la-muerte-de-un-chico-preso-en-el-Irar-20120616-0030.html