Representantes de la Justicia se encuentran abocados a la realización de un informe referente a una serie de irregularidades detectadas en el funcionamiento del Servicio Penitenciario de la provincia. Éstas serían remitidas hacia el Ministerio de Gobierno, a los fines de poder sanear la situación.
Dicho informe surge de la última visita a la cárcel realizada por la jueza de Ejecución, Alicia Cabanillas, el fiscal de la Unidad de Delitos Correccionales, Mauricio Navarro Foressi, y la defensora oficial, Mariana Vera.
El penal de Miraflores tendría, además de cuestiones menores como vidrios rotos o caños tapados, otras problemáticas más graves que llegan hasta afectar la paz de los internos.
Uno de ellos sigue siendo la falta de gas en el lugar. Dicho recurso está siendo suministrado por tubos y solamente se pueden cubrir franjas horarias reducidas para utilizarlo. Los condenados que tienen un beneficio de salida laboral, por ejemplo, suelen llegar por las tardes cerca de las 18, y por lo general ya no tienen tiempo de asearse con agua caliente, o lavar la ropa correctamente, lo que genera malestar en el día a día.
Sumado al problema del gas, la cárcel cuenta tan solo con una bomba de agua, la cual debe repartir tareas entre el abastecimiento de los tanques y también el sistema hídrico para combatir un ocasional incendio.
Respecto a este tema, la anterior gestión de gobierno ya había sido notificada de esta falencia, pero la respuesta jamás fue brindada.
La atención de la salud también sería otro factor a regularizar. Mientras que en la mayoría de los establecimientos carcelarios del país se cuenta con atención sanitaria las 24 horas por cualquier eventualidad, a nivel local hay tres médicos que van por un determinado número de horas y uno de ellos se encontraría de licencia, dejando franjas sin cubrir. Más allá de la existencia de ambulancias para traslado, hay presos de avanzada edad que requieren de controles frecuentes.
La jueza de Ejecución advirtió otro problema en cuanto al faltante de personal, ya que existiría tan solo un celador por cada seis pabellones, los cuales agrupan 35 internos cada uno.
La alimentación es también materia pendiente en cuanto a las mejorías. Una de las principales quejas de la población carcelaria es que solamente se les da de comer una vez al día. Este hecho se ve morigerado por los alimentos que ingresan las familias en sus horarios de visita, aunque con frecuencia se ponen trabas para el ingreso de las viandas.
La cantidad de causas que se inician dentro del lugar por tenencia de drogas es también alarmante, dándose el caso de gente que está cumpliendo condena que es procesada y condenada por el tribunal oral por dicha tenencia.
Luego de extensos debates, se aprobó la compra de 50 colchones ignífugos, los cuales deben ser distribuidos entre una población de casi 500 reclusos y lugares de peligro, como las celdas de aislamiento, que no los poseían al momento de las inspecciones, siendo uno de los lugares críticos del establecimiento.

 

fuente http://www.elesquiu.com/notas/2012/7/16/policiales-247394.asp