Washington, D.C. – Maximizar esfuerzos para que todas las personas que viven con VIH-SIDA accedan a tratamiento y para combatir la discriminación contra ellas fue uno de los mensajes destacados por los y las participantes de un evento que tuvo como eje central los derechos humanos, la no discriminación y el VIH en las Américas.

 

El Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, describió la situación como “aleccionadora” con 2,5 millones de personas que contraen VIH cada año, incluyendo 330.000 niños y niñas, y 1,7 millones de personas muertes a causa del SIDA en 2011. Indicó que la prevalencia del VIH en adultos en el Caribe es aproximadamente 2% mayor que en cualquier otra parte del mundo, salvo en la región de África subsahariana. Se calcula que 230.000 personas viven con VIH-SIDA en el Caribe.

 

“Si bien estos números son sorprendentes, se han unido esfuerzos con la determinación de dar vuelta la marea de esta epidemia”, dijo el Secretario General. “La tasa de infección en 2011 fue la más baja de la última década”.

 

“Todavía queda mucho trabajo por hacer en muchos aspectos y estoy orgulloso de que la OEA, particularmente a través de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Comisión Interamericana de Mujeres, tenga un fuerte compromiso en la protección de los derechos de las personas viviendo con VIH-SIDA en las Américas”, agregó.

 

Jan Beagle, Directora Ejecutiva adjunta del Área de Gestión y Relaciones Exteriores de ONUSIDA, expresó su deseo de que ésta sea la cuarta y última década de la epidemia de VIH-SIDA.

 

“Nuestra respuesta debe ser inclusiva y debe tomar en cuenta las experiencias de aquellas personas que están afectadas, en especial quienes viven con VIH y aquéllas que son más vulnerables en nuestras sociedades y que tienen dificultades en acceder a servicios: pueblos indígenas, personas migrantes, trabajadores/as sexuales, personas que usan drogas, hombres que tienen sexo con hombres, y en especial, mujeres y niñas, quienes a causa de la pobreza, violencia y discriminación, son quienes con mayor frecuencia son las más afectadas”, dijo Jan Beagle.

 

“En ONUSIDA hemos estado pensando en maneras que nos permitan abordar el estigma y la discriminación, porque ello requiere cambios, cambios culturales, y cambiar la cultura es difícil, toma tiempo”, advirtió.

 

Patricia Pérez, Presidenta de la Comunidad Internacional de Mujeres viviendo con VIH-SIDA, destacó: “la gran deuda pendiente son todos los temas relacionados a la pobreza, la desigualdad de género y la desigualdad social”.

 

“Para llegar a ‘cero SIDA’, necesitamos liderazgo político; un liderazgo político que se involucre en la acción frente al SIDA, que sea continuo en el tiempo”, añadió Patricia Pérez, quien dijo que vive con HIV desde hace 27 años.

 

La Comisionada Rose-Marie Belle Antoine, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), destacó que queda aún mucho trabajo por hacer para respetar y garantizar los derechos humanos de las personas que viven con VIH-SIDA o poblaciones clave que están en mayor riesgo de contraer VIH.

 

“Diariamente en las Américas, las personas viviendo con VIH son sometidas a actos de discriminación, maltrato o abuso, en todas las áreas de la vida pública y áreas de intervención estatal, incluyendo en el sector de salud, educación y empleo. Sabemos asimismo que el estigma y la discriminación tienen un impacto en las bajas tasas de acceso a asesoramiento psicológico, exámenes y tratamiento y exacerba la discriminación, incrementándose de esta manera la vulnerabilidad y el riesgo”, dijo la Comisionada de la CIDH.

 

“Varios Estados Miembros de la OEA continúan teniendo leyes discriminatorias que criminalizan conductas consensuales entre personas del mismo sexo, y en general, leyes que discriminan con base en la orientación sexual e identidad de género, lo cual impacta negativamente en el pleno goce y disfrute de los derechos de lesbianas, gays, personas trans, bisexuales e intersex, y socava gravemente una respuesta nacional efectiva al VIH. La CIDH se encuentra altamente preocupada por el serio impacto que dichas leyes tienen en los derechos humanos de poblaciones claves que están en mayor riesgo de contraer el VIH, tales como hombres que tienen sexo con hombres, trabajadores/as sexuales y personas viviendo con VIH,” agregó.

 

“Afirmamos que la esencia de la no-discriminación es el reconocimiento de cada persona a vivir en dignidad y libertad”, concluyó.

 

Este Evento Afiliado Independiente de la XIX Conferencia Internacional de SIDA, tuvo lugar el 23 de julio de 2012 y fue co-organizado por el Programa Conjunto de las Naciones Unidas dedicado al VIH/SIDA (ONUSIDA), la Organización de los Estados Americanos (OEA), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) y el Museo de Arte de las Américas (AMA).

 

El público asistente participó en una visita guiada de la Colcha de Retazos del SIDA (Aids Quilt) por la organización Names Project Foundation, la cual se encuentra exhibida en los jardines de esculturas y poetas de la OEA.

La CIDH es un órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA), cuyo mandato surge de la Carta de la OEA y de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. La Comisión Interamericana tiene el mandato de promover la observancia de los derechos humanos en la región y actúa como órgano consultivo de la OEA en la materia. La CIDH está integrada por siete miembros independientes que son elegidos por la Asamblea General de la OEA a título personal, y no representan sus países de origen o residencia.