Un grupo de padres y madres de jóvenes en conflicto con la ley penal, alojados en el Instituto de Rehabilitación del Adolescente (Irar), reclamaron mejores condiciones de detención para sus hijos, y denunciaron falta de limpieza y recreación en el lugar. «Son seres humanos, a pesar de lo que hayan hecho para estar ahí», dijo Elsa, quien también habló de presencia de roedores. Desde la Dirección de Justicia Penal Juvenil, Alcides Leiker, aseguró que la empresa de limpieza trabaja en el lugar y dijo que las obras de remodelación que se están realizando en la institución llevaron a movimientos de suelo que podrían tener que ver con la presencia de roedores. El reclamo llegó a la Coordinadora de Trabajo Carcelario (CTC), que inició charlas con los jóvenes, que continuarán con los operadores de la Justicia de Menores, en la búsqueda de una solución. «Estos pibes están detenidos en peores condiciones que los adultos en las cárceles de la provincia», lamentó Lilian Echegoy.

El relato de los padres es duro. Sin embargo, el «temor a que haya represalias» hacia sus hijos, hace que no quieran dar demasiados datos sobre lo que les pasa puntualmente a cada uno de los chicos. En diálogo con este diario, una de las madres planteó que entre las situaciones comunes, los chicos «comen entre la orina de las ratas». Natalia agregó que «duermen con colchones en el piso y las ratas les caminan encima». Elsa aseguró: «El olor es nauseabundo; hay cloacas tapadas, canillas que pierden, no se puede vivir ahí. Más allá de lo que hayan hecho, son seres humanos. Sufren maltratos en las requisas y les rompen cosas. Ahora la guardia externa ingresa, y los chicos terminan golpeados».

En cuanto a la recreación, las mujeres lamentaron que «solo si hay sol los dejan salir a la huerta; sino, viven encerrados». Una de ellas agregó que «la comida a veces es buena, y otras veces va directo a la basura porque no la pueden comer». Aunque hubo ofrecimientos de llevarles sábanas o frazadas –y hasta lavandina-﷓, aseguraron que el personal no se los permitió, porque «se las dan ahí; pero pasan mucho frío, hasta les apagan las calderas y se bañan con agua fría», dijeron, ofuscadas, y reclamaron que los chicos sean vacunados.

Echegoy, de la CTC, recordó la promesa de cierre del Irar en la primera gestión del ex gobernador Hermes Binner. «Están en peores condiciones que los adultos. Casi no tienen recreos, van al patio cada 15 días, pero están permanentemente encerrados en los pasillos. Cuando les dejan hacer llamados a la familia, dos veces por semana, tienen que estar acompañados por alguien; ni privacidad tienen», relató. Y sentenció: «Los chicos salen de ahí con un cultura carcelaria».

Por su parte, Leiker señaló que «en lo que tiene que ver con la limpieza, hay una empresa que trabaja permanentemente en el lugar», y reconoció que son cuestiones complejas. Al mismo tiempo, el funcionario consideró que la presencia de roedores estaría relacionada con los movimientos de suelo que comenzaron hace un tiempo, para llevar adelante las obras de remodelación en el lugar, con el fin de «lograr mejor calidad y condiciones». En cuanto a la alimentación, señaló que los menús llegan desde Nutrición, y planteó que tanto los jóvenes alojados como el personal que trabaja allí reciben la misma comida.

Sobre el plan de cierre, el director de Justicia Penal Juvenil señaló que «se fueron protocolizando las intervenciones, y se están generando mejores condiciones». Además, habló de la incorporación de acompañantes juveniles. «El plan busca garantizar derechos, pero es una coordinación con varias áreas del Ejecutivo».

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