El hombre nace libre y sin embargo está por todos lados rodeado de cadenas, dice una de las célebres frases de Jean-Jacques Rousseau, haciendo referencia a la libertad y los límites que el hombre se impone a si mismo, pero una persona privada de libertad por haber cometido un delito, tiene un doble eslabón en sus cadenas, además de la privación de libertad ambulatoria impuesta en forma coercitiva por el Estado a través de una pena, tiene sobre sí ese otro eslabón que está en su cabeza,  la asunción de su responsabilidad por el hecho cometido, esa otra prisión es la que hace que una persona que tiene todas las posibilidades de irse de su lugar de retención no lo haga, como sucede en la Unidad Tacuabé.

Tacuabé. es un ambicioso proyecto perteneciente a la Unidad de Internación de Personas Privadas de Libertad, localizado en el predio del ex ingenio azucarero de El Espinillar ubicado en el Municipio de Constitución a 50 km de la ciudad de Salto, un proyecto que se desarrolla en un predio rural de aproximadamente 41 há y consta con alrededor de 11 cabañas, donde se encuentran personas privadas de libertad en un régimen de internación especial, ya que allí conviven con sus familias, en una unidad de mínima seguridad o máxima confianza como prefieren denominarle los responsables del proyecto,
El objetivo de esta unidad, que desarrolla la primera experiencia en el país en el área del tratamiento especial con reclusos, consiste mas que en rehabilitar en darle al interno las herramientas que le permitan afrontar “el afuera” de una mejor manera, tratando de brindarle un régimen de vida lo más parecido al que se encontrarán cuando salgan de dicha Unidad, transformándose en un baluarte fundamental del tratamiento el acompañamiento familiar.
EL PUEBLO coordinó previamente la visita a la Unidad Tacuabé con su director Rafael Assandri, y junto con la expectativa de conocer a esta Unidad, pionera en el tratamiento de los reclusos en nuestro país, se entremezclaban una serie de sensaciones encontradas, donde convergían la nostalgia por recorrer un lugar emblemático para los pobladores de Villa Constitución como lo fue el ingenio  azucarero de El Espinillar, icono de la producción agro-industrial en la región y fuente de una importante cantidad de mano de obra en la zona durante más de tres décadas, junto con el preconcepto generado de un rechazo a la instalación de una cárcel en un lugar histórico, tranquilo y rodeado de tanta belleza natural como lo es Villa Constitución.
Luego de un viaje que llevó poco más de una hora desde la ciudad de Salto, EL PUEBLO llegó a  Villa Constitución, y en la búsqueda de El Espinillar, guiados por las bandadas de loros que no dejaban de sobrevolar la zona, así como por las indicaciones de los lugareños, pudimos ver asomarse entre  la frondosa vegetación, una enorme estructura metálica totalmente en ruinas, que dejaba al desnudo el gran potencial de una época apagado por más de veinte años de abandono.
La tristeza que generaba esa visión y lo desolado del predio, nos hizo abandonar dicho lugar, hoy en manos privadas, para continuar en la búsqueda de Tacuabé, la unidad de internación de personas privadas de libertad que se encuentra en una zona contigua, constituida por aproximadamente once cabañas rodeadas de un ambiente natural muy agradable y pacífico.
Al ingresar, solo nos detuvo una portera de madera, que pudimos sortear sin ningún inconveniente,  hasta adentrarnos en el lugar frente a las primeras cabañas que observamos, las cuales hacen las veces de oficinas de la dirección y son ocupadas por el personal que allí trabaja. Ningún guardia custodiaba la zona.
Allí, mediante una charla distendida pudimos conversar con el director de Tacuabé, Comisario Inspector Rafael Assandri, el sub director  de Administración y Gestión, Cabo Daniel Udaquiola y el Coordinador de Tratamiento e Intervención, Luis Viera; quienes aportaron toda la información requerida por EL PUEBLO y mostraron su interés en que se pueda difundir este proyecto tan ambicioso como positivo en una proyección a largo plazo, con la expectativa de poder reproducir este proyecto en otras zonas del país, así como lograr desmitificar el concepto de la existencia de una cárcel en Villa Constitución por la presencia de una verdadera unidad de rehabilitación de reclusos, con un tratamiento especial.

Los orígenes del proyecto

El Crio. Insp. Assandri  estuvo al frente de una cárcel- chacra en Colonia, con 200 reclusos y sin ninguna fuga

A raíz de una iniciativa del Presidente de la República, donde el recluso antes de obtener su libertad pueda estar en un lugar de interacción lo más similar a la vida fuera del recinto carcelario fortaleciendo los vínculos con su familia,  y tras la experiencia altamente  positiva del Comisario Inspector Raffael Assandri en una “cárcel chacra” ubicada en el departamento de Colonia, donde el 50 % de los internos participaron en emprendimientos fuera del centro carcelario, se observó que en ese lugar donde no había rejas, pasaron más de doscientos reclusos y no se produjo ninguna fuga, lo que permitió a las autoridades embarcarse en el proyecto denominado Tacuabé, en un predio que reunía las condiciones y se encontraba abandonado.

Así, desde hace aproximadamente dos años Assandri comienza con el desafío de Tacuabé y con el traslado de algunos reclusos21 2 13 031previamente seleccionados que arrancan con el trabajo de acondicionar el lugar, reparar las cabañas que tenían un gran deterioro, sobre todo en techos, albañilería y sanitaria.

Los objetivos de este programa apuntan a un resultado a largo plazo que implique la reproducción del mismo en varios puntos del país, de esta manera si bien en una primera etapa puede generar un costo mayor por cada recluso del que significa en un cárcel común, con el paso del tiempo se apunta a un autoabastecimiento, donde lo que se genere en esta Unidad en forma excedente pueda ser canjeado por lo que hace falta con otra unidad, leche por ejemplo no se compra, pero además en la Unidad está la huerta y se piensan anexar más actividades.

La selección de los internos

El proceso de selección de las personas que forman parte de este proyecto, es múltiple e incluye una gran cuota de observación y análisis del comportamiento del interno y su familia. Lo primero que se  tiene en cuenta es la causa por la cual está penado, ya que quedan excluidos los internos por delitos vinculados a estupefacientes y delitos sexuales. Salvo estas excepciones, el resto de los reclusos que haya cometido cualquiera de las infracciones previstas en la ley penal puede ser incluido en esta Unidad, sea procesado o condenado.

Estar en Tacuabé es una situación privilegiada frente a las condiciones en que se encuentra el resto del sistema carcelario, lo que puede hacer pensar en que allí concurran reclusos con un mayor poder adquisitivo o algún privilegio, algo que fue negado rotundamente por su  director, “si fuera una cárcel Vip, estarían los que están presos por droga que son los que tienen plata y no es así, eso se excluyó” dijo Assandri, recalcando que allí no hay “presos Vip”, sino presos comunes, personas de clase media.

En Tacuabé hay internos que han cometido una rapiña e incluso homicidios, como  es el caso de quien estuvo vinculado a la muerte de un joven trabajador rural en Salto. Esta situación motivó a querer conocer la opinión del director Assandri, por el hecho de encontrarse en esta unidad de máxima confianza personas que han cometido delitos graves, a lo cual respondió que generalmente quienes cometen un homicidio no vuelven a reincidir, “hay que evaluar el día después, las etapas que la persona va quemando, su conducta, si pasaron seis años desde que una persona cometió un delito, hay todo un proceso (…) hay gente que está por un hurto simple y a veces la conducta da más miedo que la de quien cometió un homicidio” aseguró Assandri.

La conducta y las actividades a las que se ha volcado el recluso en su centro penitenciario son fundamentales en el momento de la selección, la opinión del Director, de la visita de Cárceles de la Suprema Corte de Justicia, de los evaluadores del proyecto, van generando un perfil del interno seleccionado. A esto, se suma la evaluación de la familia, quienes acompañarán al privado de libertad en su nuevo proceso de reinserción social, ya que muchas veces puede ser que la persona cumpla con las condiciones previstas pero su familia no, “muchas veces la familia es más conflictiva que el propio preso (…) “hay que tener en cuenta muchas cosas” dijo Assandri, si hay hijos menores, o adolescentes, si no hay inconvenientes y están todos dispuestos con el traslado y en colaborar con la rehabilitación.

Como ejemplo el grupo de trabajo mencionó la posibilidad de buscar un interno en la Cárcel de Salto, “iríamos a la gente que está en la zona de la Chacra, ahí tenés cerca de treinta personas, de los cuales diez tal vez no reúnan las condiciones y así se reducen, después hay que  ver la familia, y así se va haciendo el sondeo” aclaró  el sub director de Administración y Gestión, Daniel Udaquiola.

Una nota a destacar en este proceso de selección es que ninguna de las personas seleccionadas para estar en Tacuabé manifestó su oposición al traslado, mientras que a otros que la han solicitado se les ha negado.

Luis Viera, coordinador, se vive como una pequeña comunidad, cada uno tiene tarea y horarios asignados

Desde el 15 de diciembre está en funcionamiento la Unidad Tacuabé, y en este período de tiempo de aproximadamente dos meses, el equipo de trabajo ha podido evaluar una convivencia tranquila y segura entre los  seis internos y sus respectivas familias.

Se vive como si fuera una  pequeña comunidad, cada interno vive con su familia en una de las  cabañas y entre ellos colaboran con las tareas del lugar, incluso hay un manual de convivencia al cual deben adaptarse todos los que allí conviven.

El coordinador de tratamiento e internación, Luis Viera dio detalles de las actividades que se realizan en Tacuabé y las etapas a cumplir.

El tratamiento es individual y grupal, con una primera etapa de adaptación, que se llevó a cabo en estos dos meses de trabajo, luego viene una segunda etapa: de diagnóstico, observación y clasificación del interno, para finalmente aplicarle un régimen particular a cada uno, ya que no tiene porque ser el mismo a todos.

Por ejemplo, algunos internos necesitan una formación profesional, aprender un oficio y para eso se les enseña el uso de algunas herramientas de trabajo, hay un pequeño tambo y una huerta donde pueden trabajar; en otros casos el interno necesita un apoyo en su formación educativa; y otros que por su edad en poco tiempo podrán jubilarse muchas veces necesitan otro tipo de acompañamiento como puede ser integrar  su núcleo familiar que se pudo haber quebrado.

“Nosotros llevamos formularios para cada interno, hay un horario para las actividades que se realizan, hay ocho horas diarias de labor como en cualquier trabajo, con un día y medio libre por semana, hay metas que se les pone para que cumplan, ellos no tienen la obligación de hacerlas pero las asumen como algo que les corresponde porque eran las condiciones para estar acá, se trata de hacer todo lo más parecido al afuera” dijo el Coordinador Viera.

El tratamiento no es solo sobre el interno, sino que incluye a su familia en un tratamiento integral, “se trata de ver cuáles son sus expectativas, que es lo que quieren lograr, a dónde quieren llegar” comentó Viera, para poder ayudarlos.

No hay rechazo en Constitución

El sub director de Administración y Gestión, Daniel Udaquiola, es oriundo de Villa Constitución e hizo notar que nunca hubo una movilización en contra de la instalación de la Unidad Tacuabé en la zona, “no hubo una movilización de Constitución en contra, sí hubo un momento donde las autoridades locales manifestaron su rechazo, pero en Constitución no hay una negativa, lo que si hay es un gran sentimiento hacia el lugar por lo que significa, todavía hay gente que habla de El Espinillar y se pone a llorar, pero esto después dejó de ser productivo y se cerró y hoy por hoy está cumpliendo otra función (…) yo no admito que se diga que hubo una negativa de la población en sí” afirmó Udaquiola. Incluso al referirse a los vecinos más próximos el sub director manifestó contar con el apoyo de los mismos, quienes no tienen reparos en colaborar con la unidad, según dijo.

La confusión de un rechazo a este proyecto, tal vez pudo surgir por el tratamiento que se le dio al tema, “se llegó a decir que iba a haber cerca de trescientos presos en el establecimiento viejo del Espinillar y eso no es así, ese edificio le pertenece a otra persona, no es parte de la Unidad” dijo Udaquiola, dicho sea de paso, se supo que esta edificación está abandonada y con riesgo de derrumbe.

Y es que hay una gran diferencia entre una cárcel y una unidad de internación, en la primera puede haber buenas prácticas con los reclusos, pero no hay una evaluación de esas prácticas, mientras en una unidad de internación de personas privadas de libertad, hay un tratamiento, un equipo que trabaja para reinsertar socialmente al interno, lo que si ocurre en la Unidad Tacuabé ubicada en Villa Constitución.

No hay fugas porque “la cárcel está en la cabeza”

Actualmente en la Unidad Tacuabé hay seis internos con sus respectivas familias, incluyendo cinco niños, quienes conviven dentro del predio con total libertad como si fuera una pequeña comunidad, cada núcleo familiar ocupa una de las cabañas, con la21 2 13 034 particularidad de que los integrantes de la familia pueden entrar y salir de la Unidad sin inconvenientes, incluso los niños concurrirán a la escuela de la zona una vez que comience el año lectivo, pero los internos privados de libertad no pueden salir del lugar. Si bien la posibilidad de irse está presente, ya que no hay una guardia perimetral que se lo impida, “la cárcel está en la cabeza de cada uno” dijo Assandri, ellos saben que si se van pierden una gran oportunidad, porque la  experiencia indica que el 90% de los fugados son recapturados y ya no podrán volver a esta Unidad, “además está la familia, para ellos lo principal acá es poder estar con su familia, poder levantarse y desayunar con sus hijos y su mujer, compartir el día con ellos, eso lo valoran mucho” agregó el coordinador del tratamiento.

Otro dato no menor que se maneja es que aquellos reclusos que cuentan con el apoyo de su familia y reciben sus visitas, son los que menos reinciden, algo que alienta a apostar por este tipo de proyectos, que apuntan a la reinserción social junto a su familia en las condiciones más similares “al afuera” y a darles las herramientas necesarias para que estén preparados.

El director de Tacuabé realizó una reflexión sobre su colaboración en la reinserción social de las personas  privadas de libertad, Assandri que se manifestó absolutamente creyente de la rehabilitación, aseguró que el 90% de las personas bajo un tratamiento especial no vuelve a reincidir en el delito pero hay un margen que queda por fuera, “a veces la presión de la familia, los amigos, el barrio influyen mucho, adentro (del establecimiento) está contenido, afuera le dicen ¡dale, vamos, dejate de joder con el laburo, yo hago en un golpe lo que vos haces en seis meses de trabajo, hacemos un viaje de droga y conseguimos mucho más!”, citó como ejemplo el director, lo que demuestra las diferencias en los tiempos para alcanzar sus objetivos.

Assadri, más allá de encontrar varios casos de internos que han reincidido en el delito a pesar de haber contado con su colaboración a lo largo de sus años de trabajo, aseguró que nunca se decepcionó de ayudarlos,  “no me arrepiento, yo les dí una mano en su momento, de ahí para adelante si falló es otra cosa, más de uno ha vuelto a la cárcel y cuando me ven bajan la cabeza” concluyó Assandri.

El papel de la familia en la reinserción social es un sostén fundamental

Cuánto amor debe haber de parte de una persona que es capaz de sacrificar su vida diaria, su lugar, su familia de origen, sus amigos, su trabajo, por acompañar a su pareja frente a una nueva oportunidad que le da la vida, con todas sus expectativas puestas en la reintegración de su familia y la reinserción social, luego de asumir parte en un compromiso que le corresponde únicamente a su autor, pero que arrastra en la condena y en la solución a toda su familia.

En Tacuabé además del interno, está su familia, y su pareja se vuelve un sostén  fundamental, un baluarte, un apoyo que no tiene

Javina sacrificó lo personal para acompañar a su esposo,  uno de los participantes en la experiencia.

remplazo, si para cualquier persona estar con “los suyos”, con los que quiere, se vuelve el motivo para la superación personal, más aún para quienes están privados de libertad.

¿Cual es el papel que juega la familia en la reinserción social? ¿Es posible una rehabilitación sin ella, la incluye o es un mero espectador?

Estas preguntas obtuvieron su respuesta a través del diálogo con algunas de las mujeres de los internos de Tacuabé, como ser el caso de Javiana y Karen, dos jóvenes mujeres que viven allí con sus hijos y acompañan a sus parejas en esa etapa tan difícil de atravesar.

Javina, con apenas 22 años, tuvo que afrontar un largo viaje desde Piedras de los Indios, en Colonia, para acompañar este proceso de reinserción, vive en Tacuabé desde el 23 de diciembre en una de las cabañas del ex Espinillar, con su pequeña hija de apenas un año y su pareja, uno de los internos de la Unidad.

Javina viene de un pueblo pequeño, de apenas  quinientos habitantes, lo que hizo más fácil la adaptación a un lugar rural y se mostró muy conforme con el proyecto, al cual no dudó en aceptar cuando surgió la posibilidad de venir, “el proyecto está buenísimo, sobre todo por los niños” dijo Javina señalando a su pequeña hija, “ella está feliz de estar con el padre, él pinta cuadros y ella le agarra las cosas, los pinceles, es hermoso poder verlos juntos” dijo con mucha emoción y alegría que se transmitía en sus rostro.

Ella se ocupa de las tareas propias del hogar, se encarga de cocinar y lavar como lo hace en su casa, “yo estoy en casa, me

Karen dejó todo en Paysandú para recuperar  a su familia en esta difícil etapa.

entretengo con el jardín, con las plantas, con la nena y todo lo que hay que hacer” comentó.

Por su parte Karen, otra de las mujeres del lugar, también joven, de 29 años, vino a vivir a Tacuabé desde el 22 de diciembre con sus tres hijos, acompañando a su pareja, otro de los internos, que estaba anotado en el programa desde sus inicios, esperando la confirmación para venir con su familia.

Karen es oriunda de Paysandú, y apenas el director les comentó la idea de venir a Tacuabé, igual que Javina aceptó de inmediato.

El caso de Karen es particular porque tiene tres niños de diferentes edades, de 3, 7 y 11 años cada uno, teniendo que apoyarlos también a ellos en la adaptación, y si bien en un principio no hubo dificultades porque asegura que “lo único que ellos querían era estar con su padre” con el tiempo comenzaron a extrañar, sobre todo el mayor de ellos, que extraña sus amigos y Karen espera que con el comienzo de las clases pueda tener más actividades y hacer nuevos amigos.

Karen trabajaba de cobradora en Paysandú, pero cambió todo eso por la posibilidad de  volver a tener a su familia unida, ahora tiene la esperanza de poder terminar sus estudios, quiere rendir los exámenes que le faltan para terminar el liceo y si puede conseguir un trabajo en la zona.

Sin lugar a dudas estas mujeres tienen un doble frente que atender, el de sus parejas para contenerlos en esta etapa que atraviesan por el delito que cometieron y la contención de sus hijos, para que se sientan lo mejor posible en el lugar, una tarea que la realizan por la felicidad que les produce ver a su familia unida.

http://www.diarioelpueblo.com.uy/destacados/funciona-en-el-ex-espinillar-la-primera-unidad-de-internacion-de-personas-privadas-de-libertad.html