Tres hombres doblan papelitos de colores en una pequeña habitación de bloque. A su alrededor exhiben los resultados de la tarea que realizan con paciencia y dedicación ocho horas cada día: cisnes conformados por cientos de piecitas de papel. Los más grandes valen $ 1.500, los medianos cuestan $ 500 y los más chicos se venden por cantidad. Cuando salgan de la cárcel pondrán un local que llamarán “Camino al éxito” y venderán las artesanías como souvenires y decoración para fiestas.

Unos metros más adelante está el “Almacén social” que dirige Arturo. El kilo de yerba cuesta $ 125 porque no pudo zafar de los impuestos, pero los demás precios son muy accesibles: la porción de tarta de jamón y queso está a $ 25 y la milanesa en dos panes, a $ 65. Vende de todo: refrescos, yogurt, jabón, manteca, alfajores. Un interno llega y pide media docena de huevos que paga con un vale que representa dinero. Cuenta que hará huevos fritos. Arturo anota la compra en una libreta.

En la cárcel de Punta de Rieles también hay un gimnasio, una cancha de fútbol, una biblioteca con libros donados dentro de un ómnibus donado, una policlínica y una sala de informática. Alrededor del edificio de ladrillo que alberga a 595 presos se erige una pequeña ciudad en la que los presos se mueven como ciudadanos libres por la calle. No tienen custodia, no hacen lío, no llaman la atención. Los operadores penitenciarios que cada tanto se detectan caminando como el resto visten de celeste y no están armados.

El orgullo de Punta de Rieles es, además de los bajos niveles de reincidencia, la existencia de 22 emprendimientos en los que trabaja el 85 % de los reclusos.

Algunos son de empresas privadas que podrían situarse en cualquier punto del país pero funcionan dentro de la cárcel y con los presos como mano de obra.

Otros son emprendimientos personales, como el de Núñez (así se presenta). Con sus tatuajes, su piel curtida y rastros de cortes en sus brazos, este hombre de unos 30 años cuenta muy serio que aprendió a hacer bloques allí. Todo lo que hay en la bloquera lo construyó él en dos años y medio. Todavía conserva el molde con el que armó las primeras unidades que vendió.

Ahora tiene un par de máquinas que costaron $ 40.000 y $ 50.000, y va camino a comprar la tercera. Produce hasta 15 mil bloques por mes. Tiene tres empleados y próximamente va a constituirse una PYME, lo cual le va a permitir presentarse a licitaciones y vender aun más. Cuando salga, en dos o tres años, Nuñez va a seguir desarrollando ese oficio.

Además de bloques, en Punta de Rieles se hacen ladrillos, se reparan andamios, hay huertas, se trabaja en madera y en hierro. Uno de los emprendimientos consiste en hacer los aparatos de gimnasia que la intendencia de Montevideo ha distribuido en plazas y parques de la capital.

Paula Sarkissian es psiquiatra, trabajó durante años en el Portal Amarillo, es docente de medicina legal, especialista en drogas y en violencia. Desde hace unos meses es la directora del Servicido de Asistencia Integral para Personas Privadas de Libertad de ASSE.

“Los mismos reclusos que están con cortes en el Penal de Libertad, acá pasan caminando y están todo el día trabajando”, dice Sarkissian a El Observador. No oculta su rechazo al modelo que se aplica en Libertad, “de ocho horas de encierro y una de patio”. “Acá aprenden oficios. Vinieron sin saber nada y ahora les enseñaron a soldar o lijar. No tiene nada que ver”, afirma, y señala con beneplácito la presencia desperdigada de reclusos en el amplio terreno de Punta de Rieles.

Hace unos días el Ministerio del Interior difundió que mientras la reincidencia promedio en el sistema penitenciario es del entorno del 50%, en Punta de Rieles solo vuelve a delinquir el 2%. En el último año se liberaron 201 presos y solo cuatro reincidieron.

Rolando Arbesún, director del Instituto Nacional de Rehabilitación que nuclea a todas las cárceles, dijo en esa oportunidad que la estrategia de intervención con la población de Punta de Rieles se basa en la creación de espacios abiertos durante 24 horas. Los reclusos firman un “seudo documento” en el que se comprometen a cumplir con  ciertas “reglas de mantenimientos y buena conducta”. Además, al in greso, un equipo de evaluación y diagnóstico determina dónde será alojado cada preso y qué tareas podrá realizar durante su estadía allí.

El vicepresidente de ASSE, Enrique Soto, fue a conocer Punta de Rieles el viernes pasado. Allí funciona una policlínica modelo con un servicio de odontología permanente y se están buscando fondos para instalar un taller de prótesis dentales.

La idea es que los estudiantes de Odontología hagan allí sus prácticas, y que las prótesis fabricadas sirvan para toda la población reclusa del país. Gregorio Acosta, coordinador de la policlínica, contó que a los presos que les faltan dientes hoy se les colocan piezas provisorias. De 300 reclusos que ya fueron revisados por la odontóloga, 170 precisan prótesis.

Mientras Soto recorre la policlínica, un recluso aparece con un brazo ensangrentado por un corte que él mismo se hizo. Uno de los médicos cuenta que a ese recluso se le requisó un corte de 30 centímetros durante la noche anterior, y por eso se lo encarró en el celdario, cuando la mayoría de los presos de Punta de Rieles duermen en barracas que son como dormitorios para cuatro o cinco personas. Se lastimó “para salir aunque sea media hora del celdario”, dice el médico.

Según el profesional, se comporta “como un niño”: “Tiene problemas psiquiátricos, lo abandonaron de chico, no tuvo nunca una visita”. Un día se cortó porque quería conversar con el coordinador de la policlínica pero no estaba y demoraba en llegar. Los cortes son, a pesar del éxito en la rehabilitación de tantos, cosa de todos los días.

A nivel nacional reincide el 50% de los presos y en Punta de Rieles solo vuelve a delinquir el 2%.

De 595 reclusos, hoy trabaja el 85% en los 22 emprendimientos privados y personales que se instalaron alrededor de la cárcel. Hacen bloques, trabajan en huertas y realizan artesanías en papel.

http://www.elobservador.com.uy/noticia/265391/punta-de-rieles-una-mini-ciudad-carcelaria-/